Adios desconocido

Era casi un desconocido para mi, a pesar de los años dados, a pesar de algunos momentos. Sin embargo, cuando me dieron la noticia, la sangre se me desparramó en gotitas invisibles. -"La sangre llama"- dicen algunos, pues no lo sé; lo único que puedo decir es que era mi abuelo, un hombre de los que se acaban ya, uno de los robles que no cesan de vivir hasta morir. Un adios diferente reza ahora, un adios desconocido.

Mi desconocido interrupto,
volar sobre el mástil es tu deber ahora,
calla,
no soples,
mi desconocido corneta.
El corazón de los ciegos puede ser
una olla de sorprendentes destinos…
y lo soy.

Destápate del fuego del comienzo,
y vuelve a bailar,
así; como en carnaval.
De zapateo en zapateo,
de lucha a redil,
y de desconexión a tu garganta.
No soples – te digo-,
porque tu fogata no se debe
al principio de las dudas,
ni al gemir de tus abuelos.

Tu hermosa distancia,
ahora, estará cobijada
en el retrato del suelo y del sueño danzarines (ambos).

Este es mi pedo, es mi adiós,
perdona.

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